domingo, 18 de enero de 2009

¿Por qué la educación superior en Chile aumenta la desigualdad?

La educación superior en Chile está constituida por un sistema diverso, integrado básicamente por tres tipos de instituciones: Universidades, Institutos profesionales y Centros de Formación Técnica, reconocidos por el Estado a través de la Ley orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE).

Las instituciones de Educación Superior pueden considerarse como tradicionales (existentes antes de 1980) y derivadas regionales (U.de Chile, U.Católica, USACH) creadas a partir de 1980, con financiamiento parcial del estado (30% aprox.) y no tradicionales privadas, sin financiamiento estatal . Estas 25 instituciones cuentan con plena autonomía y se coordinan dentro del Consejo de Rectores (CRUCH), las que además cuentan con un sistema único de selección para sus egresados a los planteles de pre-grado, la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

Al año 2003, la matrícula de estudiantes totales de la Educación Superior llegaba a los 557.491 estudiantes incluyendo niveles de pre y post-grado, de los cuales 163.744 eran alumnos
De Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica . Esto significa que de entre los jóvenes de 18 y 24 años uno de cada tres jóvenes está trabajando en la enseñanza superior, distinto a lo que pasaba en el año 1990 donde los jóvenes estudiantes de ese segmento etáreo no superaban los 220.000. Las proyecciones señalan que al año 2012, nuestro país tendrá una población cercana a los 17 millones de habitantes, de los cuales dos millones estarán en edad de estudiar (18 a 24), cuya cobertura será de un millón de alumnos, es decir, el 50% de la población estudiantil potencial.

Desde 1990 a 2003 se ha aumentado la cobertura de los sectores de más bajos ingresos de un 4 a un 15%, sin embargo esta cifra no genera satisfacción, ya que la cobertura de los sectores de más altos ingresos ha aumentado en mayor cantidad, de un 40 a un 70%.

Sumado a esto, señalamos que el gasto Público de nuestro país hacia la educación superior no destaca por su onerosidad, de hecho contrastado con los países de la OCDE, Chile es el país que tiene un aporte más sustantivo del sector privado, directamente llegando a los bolsillos de las familias para financiar el sistema, siendo sólo superado por EE.UU.

De hecho, las desigualdades continúan cunado se observa el ingreso a las Universidades, pues la PSU refleja las inequidades existentes desde el inicio en la educación media municipal, la particular subvencionada y la particular. En el año 2007, los alumnos de colegios municipales que llegaron al sistema fueron en un 41.8% a las Universidades Privadas del CRUCH, mientras un 58,2% llegó a las estatales. Esto significa, no sólo un mayor esfuerzo desde las Universidades estatales a mayores ayudas estudiantiles y académicas a los nuevos alumnos, sino además que al contar con un menor financiamiento directo (AFD) que en el año 2007 tiene un saldo a favor de 1.495.239 de miles de pesos a favor de las casas del Cruch privadas, es muy dificultoso mantenerse de buena manera sin endeudarse. Esto sucede entre 1980 y 1985 donde se modifica el AFD, intentando generar incentivos a la gestión, pero disminuyendo esta estructura de financiamiento en casi un 50%.

Todos estos factores, más la creación del aporte fiscal indirecto(AFI), que genera incentivos perversos para atraer a los mejores puntajes de la PSU que están proviniendo en general de colegios particulares pagados, hacen que el Estado esté asignado de manera ineficiente los recursos, dejando a la gran masa de estudiantes de sectores medios y bajos con enormes deudas, teniendo un nulo compromiso con la educación como promotora de desarrolladora de capacidades, motor de la movilidad social y garantía de igualdad de oportunidades.

Finalmente señalar que el Estado, en general, está financiando de una u otra forma a personas que no son los que más lo necesitan y, si bien está mejorando el acceso a la educación superior de los sectores más vulnerables, lo está haciendo de la misma manera para los más ricos, es por ello que este sistema mixto, con demasiados aportes privados, está haciendo que el gasto público al ser tan pequeño se torne ineficiente y tendiente a acentuar la desigualdad que no es el deso de cualquier gobierno democrático.


Bibliografía

Centro Nacional Tuning Chile. Presentación Educación Superior.
Gasto Público, Gasto Privado en Educación Superior y Equidad.CRUCH

“Mayor Gasto, Mayor Bienestar”

Desde la mitad del siglo XX hasta fines del 1970 se predijo que el modelo del Estado de Bienestar tendría grandes crisis que terminarían por hacer fallecer un sistema en donde el rol del Estado juega un papel preponderante en la economía. Lo relevante, es que no sólo se equivocaron con predecir su muerte, sino además no observaron que las tasas de crecimiento podrían, en un principio, igualar a los estados de visión más liberales para luego lograr superar los estándares de vida de éstos.

Finlandia, por ejemplo, al año 1970 era una nación que vivía del sector agrícola, pero que con el tiempo fue desarrollando una industria pesada que precisamente acompañada de una alto gasto de gobierno , fue creciendo a pasos agigantados, al punto que hoy en día tiene un Ingreso por habitante similar al de Reino Unido , nación líder de la revolución industrial y hegemónica durante varios siglos.

El caso de Finlandia no se presenta como aislado ciertamente, pues este modelo de Estado de Bienestar dentro del contexto de una Economía Mixta se dio, y se da, en toda escandinavia, con países con alto gasto público, enormes colchones de protección social y crecimiento sostenido a lo largo del tiempo, tanto en Noruega, Dinamarca y Suecia.

No está demás señalar que los estados escandinavos no son los únicos que han utilizado el modelo del bienestar, pues también de manera más, o menos liberal, algunos países han elevado en una curva ascendente sus gastos públicos, tanto en EE.UU., Japón o Australia se han ocupado de mantener un gasto constante del orden del 35% siguiendo la tendencia mundial. Es más, los mismos países latinoamericanos también han debido elevar sus gastos públicos, pues la visión neoliberal establecida un poco antes de la mitad del siglo XX por Washington no pudo solucionar la pobreza tan arraigada en esta tierra; países como Uruguay y en menor medida Brasil y Chile, se acercan a cifras de gasto de países industrializados como Corea del Sur, lo que sin duda marca una pauta a seguir para los demás países de la región.

Es cierto que el Gasto de Gobierno se eleva en el contexto de las Guerras, es el caso de Alemania en el 1937, donde el nacionalsocialismo de Hitler es acompañado por un 42,4% de Gasto Público, por lo que se extrae que el gasto militar es parte fundamental de la subida de esas cifras. El mismo Japón en esos años casi dobla su gasto de un 15% a un 25%, por las necesidades de la guerra, como también podríamos deducir que en el 2005 EE.UU., luego de bajar el gasto público en la década anterior, nuevamente tiene la necesidad de gastar más, llegando casi al 37%, considerando como un ítem relevante la “democratización” de Irak y su guerra contra el terrorismo.

A pesar de aquello, debo señalar que la mejor focalización del gasto público no se da específicamente en el contexto de las guerras, sino que se ha dado en los países que tienen una mejor distribución del ingreso relativamente, lo que acompañado de una gran carga tributaria a sus ciudadanos y empresas, ha permitido hacer crecer constantemente a esos países. La particularidad de estas naciones es que al igual que las democracias liberales son bastante industrializadas, inclusive con gigantes compañías a nivel mundial como Nokia(Finlandia) y Ericsson(Suecia), inclusive teniendo tasas de desempleo parecidas a EE.UU. o Australia, pero que sin embrago, han creado redes de protección social tan sólidas que permiten seguir manteniendo una educación y salud de calidad, lo que eleva la calidad de vida de sus ciudadanos y necesita de una gran gestión de parte del sector público.

De acuerdo a Esping-Andersen la OCDE ha consagrado tres asuntos de discusión para los Estados de Bienestar de hoy en día: “las consecuencias laborales del proceso de globalización, el envejecimiento poblacional y los cambios en la estructura familiar” . Los países nórdicos tienen la ventaja de tener gran parte del camino avanzado con respecto a la precariedad laboral, puesto que no sólo protegen a sus ciudadanos, sino que ellos además tienen la educación necesaria para no quedarse atrás en el proceso de globalización, que es el gran desafío para las naciones en vías de desarrollo.

Todo este proceso va acompañado de la apertura económica que podríamos deducir es una “nueva” crisis del Estado de Bienestar, lo que en cambio, se está asociando cada vez más a la necesidad de subir aún más el Gasto Público, ya que estos intercambios entre países traen consigo gran vulnerabilidad económica que se debe contrarrestar con un importante papel del Estado en pro de mitigar el riesgo y dar protección al ciudadano, de manera que este pueda superar los vaivenes de la economía, pero que de él requiere un gran esfuerzo por adaptarse al proceso de globalización, mejorando día a día con un Estado que lo acompañe en su esfuerzo, lo que sin duda deberá realizarse con un desembolso alto de recursos estatales .

En consecuencia, diremos que un Estado Protector como el de Bienestar, no implica un menor crecimiento económico de los países, sino más bien asegura las condiciones mínimas para que cada ciudadano pueda desarrollar sus capacidades con mayor igualdad y libertad que es a lo que esencia aspira el Estado, al bien de la sociedad en su conjunto.


Bibliografía

Enciclopedia Británica, Tercera Edición, 1994-1995
Factbook 2007, OECD
VitoTanzi y Ludger Schuknecht, “Reconsidering the fiscal role of government: the international perspective”, American Economic Review, 87, 2, 1997
Gosta Esping-Andersen, “¿Burócratas o arquitectos? La reestructuración del Estado benefactor en Europa”, en Presente y futuro del Estado de Bienestar, Miño y Dávila Editores, 2001.
Dany Rodrik, “Why do more open economies have bigger governments?”, Journal of Political Economy, , 1998.